domingo, 19 de abril de 2015

Cangrejos con cara de samurai

En 1185 tuvo lugar en una bahía del sur de Japón una cruel batalla entre clanes rivales que pugnaban por el poder imperial, en la que resultó vencido el clan Taira, también llamado Heike y con él el emperador Antoku, de sólo 9 años de edad, junto a sus samurais protectores que se suicidaron o fueron arrojados al mar por los vencedores, donde morirían.

No se sabe muy bien cómo ni cuándo surgió la leyenda de que los vencidos se habían reencarnado en unos cangrejos (de la especie Heikeopsis japonica) pero lo que sí es cierto que dichos crustáceos tienen un caparazón con una morfología que recuerda enormemente a la de un guerrero japonés. ¿Cómo es posible?.
Pues gracias a la propia leyenda, que obliga a los pescadores a devolver estos cangrejos al mar una vez que los han pescado.
Veamos la explicación evolutiva que nos da el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan (1934-1996).



En este caso el ser humano ha sido el responsable de la selección de los individuos que más parecían rostros humanos frente a los que no lo parecían tanto que efectivamente eran pescados (y por lo tanto morían).

No hay comentarios:

Publicar un comentario