Históricamente, los detractores de la teoría de la evolución han afirmado que determinados órganos no han podido formarse mediante cambios graduales. Las alas de aves e insectos o los ojos de los animales han tenido que derivar de formas anteriores más simples, por lo que los antievolucionistas preguntan con sorna para qué servíría un ala imperfecta no evolucionada o qué ventaja evolutiva pudo tener un "medio ojo"; Darwin ya fue consciente de este problema al que no le dio solución. Una vez más Dawkins acude impecablemente en su auxilio.
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